Wednesday, October 25, 2006

Yo nunca vi televisión porque...

Quien diga que los episodios infantiles no tienen incidencia posterior en la vida está equivocado. Recuerdo perfectamente haber oído a los 5 años la sentencia: “cuando prendemos la televisión apagamos la mente, niños”. Si tomamos en cuenta que los infantes sub-siete se inclinan más por la compresión literal que metafórica, decirles cosas como esa es un completo descriterio. Como resultado, por largo tiempo me negué terminantemente a prender la tele, incluso cuando eso significase desobedecer órdenes maternas. Peor aún era que no pudiese explicarle mi conducta, puesto que habría dejado en evidencia la preferencia que le daba a conservar mi mente por sobre la de mi familia. Felizmente, nada se había dicho contra el Atari, salvándome así de convertirme en una Robinson Crusoe de los 90.

Años después, superada mi fobia a presionar ON gracias a la llegada del control remoto, otra frase volvió a darme qué pensar... ¿“Se me apagó la tele” significaba que se me había prendido la mente? Genial, yo también quería. Pero pronto entendí que me enfrentaba a una contradicción: si prendo la TV mi mente se apaga, y si se me apaga la tele significa que no estoy entendiendo un pepino, ¿qué lío es este?. Entonces supe que si quería sacar algo en limpio tenía que ponerme en onda y conectarme al mundo tevito.

Pero lamentablemente, tras un breve período de amistosas relaciones con la TV de señal abierta, fui arrastrada luego por las corrientes del rock, de las películas indie en VHS pirateado y de los autores que renovaron mi panorama literario. ¡Bravo! Me había convertido en el proyecto tinéiyer de alguien interesante, todo gracias a que nunca tuve cable. O sea, me jodieron. Sé que representaré a muchos si digo que disfruté la etapa de escolar loser pensando en que al salir del colegio mi vida social daría un salto astronómico y atraería al mundo por ser “inteligente”. Ja. Eso pasa por admirar a rockstars con pinta de perdedores, pero todo era sólo un truco de marketing. Igual que la tele.

Ahora tengo cable, o como se llame. De esos que hasta te dan un resumen de qué estás viendo. Y ya no me da miedo prender la tele. Y claro, también se me ha apagado la tele un par de veces. Ahora entiendo metáforas y hasta las sé usar. ¿Un ejemplo? Ok: la vida es como un canal de TV con tres chefs, dos supermodelos, cinco actores guapos, un director genio, cuatro videoclips, algunas películas y un sinfín de comerciales de Coca-Cola... nunca sabes lo que te va a tocar.

Mary+Soup

No comments: