Wednesday, October 25, 2006

Mal Savor de Voca

No creo que a nadie le sea muy difícil imaginar uno; probablemente conviva diariamente con él, quizás sea su único vínculo con el mundo exterior, tal vez incluso le inventó un nombre, o le pone ropa encima y le habla cuando nadie está en la habitación. Obviamente me refiero a la televisión, el cubo perfecto, el triunfo de la producción de masas de los imperios orientales.

El mundillo de la programación en la TV es por naturaleza muy variado, aunque hay un elemento que se mantiene siempre inmutable: los comerciales. Si bien son ellos los que auspician las series que vemos, no pocas veces me pregunto si es que acaso los comerciales interrumpen los programas, o si son los programas los que interrumpen a los comerciales. Sea como sea, la publicidad que ha logrado cautivarme desde mi más tierna infancia, ha sido la de una rama radical de los productos de higiene bucal; me refiero a la de aquellos comerciales en los que se intenta simular lo que realmente pasa en los laboratorios de Colgate y Pepsodent. La tónica es siempre la misma: edificios que parecen sacados de una novela futurista, científicos miopes de todas las razas que se pasean en elegantes batas blancas viendo en tremendas pantallas de plasmas lo último en tecnología dental, hasta finalmente culminar en el éxtasis de la creación del cepillo de los dioses. Aceptémoslo; el chico que quiere salvar al mundo de las caries es un sofista, o en el mejor de los casos un mamón utópico que no puede luchar contra el poder seductor de la sotana blanca y de los lentes gruesos.

Debo reconocer que fui engañado. Encantado por estos comerciales desde mi niñez, soñé mucho tiempo con ser odontólogo. Estudié con ahínco algunos años, pero una vez agotados los conductos regulares, logré que un guardia me dejara entrar a la fábrica de Oral B a cambio de algo que afortunadamente no se relaciona con el nombre de ella. La desilusión fue grande al comprobar que en aquellas paredes no había pasillos blancos, ni computadores de última generación, ni personas de distintas razas; todo era una farsa, todo allí era común y silvestre. Intenté denunciar esto a la prensa. “Ellos son más poderosos de lo que tú crees”, me dijeron. Apedrearon las ventanas de mi casa, intervinieron mi teléfono por semanas, hasta que finalmente me rendí ya que sumado a estas amenazas la gente empezaba a tomarme por loco.

Ustedes ganaron malditos, espero que sean felices inundando las frágiles mentes de los televidentes con promesas de higiene bucal vacías. Yo ya he cumplido mi parte, querido lector, y no me atrevo a ser blanco de más represalias: la misión de convencer a la gente de que la verdad acerca de los cepillos de dientes y sus derivados está en otro lado es ahora tuya.

Ren Höek

2 comments:

Anonymous said...

Bueno, que lastima que Ren Hokë no haya recibido ni un sólo comentario, pero a diferencia de lo que puedan pensar no voy a referirme a su escrito , sino que más bien dedicare estas líneas a la percepción de que tengo de Pum Pam.
Como todo buen pasquín consagrado al ataque de lo que considere nocivo en este mundo, y siguiendo al pie de la letra en manual universal de todo buen pasquín para utilizar sus armas más poderosas: las pésimas impresiones y la sátira sin consideraciones.
En un principio nos harán pensar que sólo se trata de otro baluarte de adolecentes malcriadosque se regodean en su propia petulancia y que se esmeran en crear un testimonio boyerista, sin otra finalidad que llamar la atención que tanto aparentan desear y revelar así un discurso tan snob que vemos en tantas minorías.
Pero pasadas las primeras impresiones, nos damos cuenta que tal vez no se trate de un ataque al mundo sólo por seguir esa tan despiadada inercia que nos termina arrastrando a todos, sino que más bien su misión este dirigida a objetivos menos egoístas de lo que imaginamos.
Tal vez su verdadero proposito no sea como el de otros "anaquistas al peo" (perdonen la expresión)que pretenden desembarazarnos de toda estructura, sino más bien que agarremos conciencia de su desmedido usó, que si por un lado nos entregan seguridad y certezas, también nos quitan algo fundamental: la capacidad de autocrítica, de formular ideas propias.
Y en un mundo donde optamos siempre por la solución más sencilla para tener una existencia tranquila y prospera, pero que a cambio renunciamos a cosas que son igual o más importantes.
Este pasquín nos invita a no tomar el atajo, a admitir que no somos tan decentes, buenos, inteligentes, simpaticos, minos(as)y altruistas como nos mostramos a los demás y que nos convidan a jugar con nuestra realidad y ganar un pensamiento único a través del ejemplo deacarado y sin pudores de unos chicos que admiten como algo mucho más loable su increhíble bagaje de cultura popular, que pretender construir la imagén de un intelectualoide lleno de status pero sin un pensamiento original.

Gracias chicos y sigan así.

Anonymous said...

Oh!
Gracias a ti por el post.