Wednesday, October 25, 2006

Editorial, que dice que la tele es un cubo metálico magico hecho por un alquimista illuminati.

El hecho es el siguiente: a diferencia de mis padres y mis abuelos nací con la televisión junto a mi cuna. Es más, antes de que aprendiera siquiera lo que era un control remoto, prodigios del mundo contemporáneo como Dragon Ball Z y sus maravillosos personajes como Majin Buu, la plasticina rosada de pantalones árabes, ya circulaban por las ondas de la televisión hace años.

Siempre los conservadores de corbatas anudadas hablan pestes de cualquier adelanto tecnologico, primero serian las maquinas a vapor quienes sustituirían a los hombres, luego fue la TV quien los transformaria en zombies y luego pokemon los haria expulsar espuma por la boca... Puede ser que en cuanto a la televisión tengan algo de razón, nunca dejo de pensar que si ésta hubiese existido de la manera que lo hace hoy hace 60 años atrás todos seriamos nazis ( o NATZIS que suena más psychogermano).

Crecimos junto a la tele y, a menos que seas un despreciable sujeto destinado a convertirte en un intelectualoide snob, nos hicimos amigos a través de ella. “¡AY NO, qué sujeto mas materialista, todos mis amigos de mi infancia me los hice a travez de sentimientos puros y profundos!” Dirán algunos. ¿A quién intentan engañar? Si eras hombre veías series de hombres y en los Power Rangers admirabas a Tommy, Zack, Billy o a Jason y te burlabas del afeminado que en medio de un recreo gritaba ¡Pteranodon! o que lo descubrias hablando de Sailor Moon con las mujeres (serie que los hombres también veian pero le echaban la culpa a su hermana). Para las niñas visceversa, si disfrutabas de los combos de Gokú o de los goles de Oliver Atom eras una marimacha cualquiera, las nenas admiraban todas esas chulerias de rosado como Mi Pequeño Pony.

Fueras niño o niña la rutina era siempre la misma, llegabas del colegio, prendias la tele, veias el programa de moda, ya sea Pipiripao, Hugo o Carrusel hasta que terminaba, luego intentabas desaburrirte de alguna manera solo en tu pieza mirando el techo, hasta que llegó el cable y nuestro mundo cambió para siempre...

Admitámoslo, esa caja hecha con piedras, metales y petróleo tiene bastante poder. Gracias a ella es que conozco cosas asombrosas, desde el gusano tejedor de las montañas orientales de Kazajstan hasta el contenido de la billetera de Nelson Mauri. Quizás nos miente y, por ejemplo, no existe tal cosa como China y todo es parte de una conspiración mundial entre EE.UU., patronato y un restaurant de la esquina de mi casa donde siempre compro wantanes, en la cual la TV para convencernos de que sí existe China, insiste en mostrarnos al maestro Miyagi en Karate Kid. Quizás nos miente, lo sé, lo más probable es que lo haga, pero cuando recuerdo a grandes figuras como Don Carter y al Patito Frez (la eterna voz sin cara de “Buenos días a todos”) es que decido creerle y seguir viendo tele.

Jesucristo del Absurdo

La Botellita

Ya está empezando a hacer calor, la gente empieza a andar con ropa más ligera, ya se empiezan a ver grupos densos de gente bajo la ínfima sombra del mediodía, y junto con ellos… redoble de tambores… las minas tontas con su botella de agua mineral! La misma botella que tendrán como una extensión de su brazo, durante toda la primavera y el verano, rellena con agua de la llave.

"Por qué?!!" es mi pregunta. OK, confieso que he andado con botellas de agua, pero me dura poco, porque me aburro o se me olvida, y es porque mi estreñimiento me recuerda que debo beber más agua. No creo que todas anden con botellitas de agua por esa misma razón. Está in andar con botellas de agua? Es que a todas les da un ataque de sed? Ya, está bien, en verano es rico tomar agua heladita bajo 35 grados a la sombra… pero aún estamos en la época de agradables 24 grados y un viento exquisito de septiembre/octubre.

Nooooo!! Ya sé!! Es la súper-mega-ultra-genialmente-bacán dieta del momento: tome agua hasta que su vejiga ya no pueda más. Sí? Siiiii!!

El otro día estaba en el Food Garden comiendo muy sanamente, como lo he hecho siempre, y a mi lado habrá un grupo de gente. Llegó un individuo con una bandeja con una minúscula ensalada y un plato enorme con papas fritas, ravioles con salsa y no sé qué más. Este tipo, como buen hombre, se puso a comer, como si nunca en su vida hubiera comido, y en un momento alzó su vista, miró a su compañera y le dijo "y tú? no vas a comer?", a lo que ella contestó "estoy a dieta". Acto seguido, sacó la famosa botella-de-agua-de-medio-litro-rellena-con-agua-de-la-llave y dice "este es mi almuerzo".

Emm… Plop! Estamos en la universidad!! En la prestigiosa Universidad Católica de Chile, too el rato, somos la elite cultural del país, y la gente no sabe cómo alimentarse?! Aah?! Quieren quedar como las modelos esqueléticas que salen en los comerciales? Bueno, lamento decir que no-van-a-quedar-así. No!! Porque ellas no han comido en toda su vida! Y ustedes? Ustedes sí comieron mucho!! Porque en el invierno “podía comer harto y no importaba, porque la ropa me tapaba la guata”, cierto? Si se ríe, señora lectora, es porque se siente identificada, verdad? Sí! Soy dueña de la verdad! Y todo el sarcasmo que ha leído todo este tiempo, es pura verdad!

No espere quedar regia de aquí al verano sólo tomando agua, porque, lamento decirlo, no podrá... simplemente no-podrá!

Zoila Benita del Gatto

Mal Savor de Voca

No creo que a nadie le sea muy difícil imaginar uno; probablemente conviva diariamente con él, quizás sea su único vínculo con el mundo exterior, tal vez incluso le inventó un nombre, o le pone ropa encima y le habla cuando nadie está en la habitación. Obviamente me refiero a la televisión, el cubo perfecto, el triunfo de la producción de masas de los imperios orientales.

El mundillo de la programación en la TV es por naturaleza muy variado, aunque hay un elemento que se mantiene siempre inmutable: los comerciales. Si bien son ellos los que auspician las series que vemos, no pocas veces me pregunto si es que acaso los comerciales interrumpen los programas, o si son los programas los que interrumpen a los comerciales. Sea como sea, la publicidad que ha logrado cautivarme desde mi más tierna infancia, ha sido la de una rama radical de los productos de higiene bucal; me refiero a la de aquellos comerciales en los que se intenta simular lo que realmente pasa en los laboratorios de Colgate y Pepsodent. La tónica es siempre la misma: edificios que parecen sacados de una novela futurista, científicos miopes de todas las razas que se pasean en elegantes batas blancas viendo en tremendas pantallas de plasmas lo último en tecnología dental, hasta finalmente culminar en el éxtasis de la creación del cepillo de los dioses. Aceptémoslo; el chico que quiere salvar al mundo de las caries es un sofista, o en el mejor de los casos un mamón utópico que no puede luchar contra el poder seductor de la sotana blanca y de los lentes gruesos.

Debo reconocer que fui engañado. Encantado por estos comerciales desde mi niñez, soñé mucho tiempo con ser odontólogo. Estudié con ahínco algunos años, pero una vez agotados los conductos regulares, logré que un guardia me dejara entrar a la fábrica de Oral B a cambio de algo que afortunadamente no se relaciona con el nombre de ella. La desilusión fue grande al comprobar que en aquellas paredes no había pasillos blancos, ni computadores de última generación, ni personas de distintas razas; todo era una farsa, todo allí era común y silvestre. Intenté denunciar esto a la prensa. “Ellos son más poderosos de lo que tú crees”, me dijeron. Apedrearon las ventanas de mi casa, intervinieron mi teléfono por semanas, hasta que finalmente me rendí ya que sumado a estas amenazas la gente empezaba a tomarme por loco.

Ustedes ganaron malditos, espero que sean felices inundando las frágiles mentes de los televidentes con promesas de higiene bucal vacías. Yo ya he cumplido mi parte, querido lector, y no me atrevo a ser blanco de más represalias: la misión de convencer a la gente de que la verdad acerca de los cepillos de dientes y sus derivados está en otro lado es ahora tuya.

Ren Höek

Maldito Insomnio Televisivo

Es cierto que padezco que vicios y gustos extraños. Obviamente no me dedicaré en este espacio a detallar cada uno de ellos. Pero lo mismo, dentro de todas esas aficiones mórbidas que ocupan por largo tiempo a mi mente, hay una de ellas que en esta ocasión quisiera compartir: tengo la debilidad por los shows post 1 ó 2 a.m. en la TV abierta. Sí, es cierto, y es natural, creo. Yo sé que en el interior de cada uno de ustedes se reconcilia un sentimiento de culpa secreta y de parentesco junto al mío. Pensarán que me dedico a ver los programas eróticos del canal 4... quizás no se equivoquen, pero evidentemente no son mis unicas fijaciones. A decir verdad me han decepcionado un poco. Me han comentado que no son ellas, las que se desnudan por pantalla, las que precisamente contestan el teléfono. Me dijieron que incluso podría ser una señora gorda con callos y várices en los pies, metidos en una olla con agua tibia mientras se limaba las uñas, la que me podría contestar el teléfono. Cómo comprobar lo contrario. De cualquier modo tengo que asumir que me excitó confusamente pensar que eso podría llegar a pasar. Está bien, lo siento, tengo gustos que aberran. Más allá de esa seudo-pornografía, debo manifestar también mi completo agrado a un programa que ya no recuerdo bien en qué canal lo dan, en donde sale un tipo mirando la cámara con una pregunta de fondo. El sujeto está inquietantemente callado mirándote a los ojos. No puedo dejar de maravillarme obviamente frente a ese espectáculo. Como Lorenzo es un tipo iluso, creyó de cajón lo que este imbécil decía, y mandó más de cinco mensajes de texto esperando que lo llamaran. El tipo repetía de vez en cuando “esto no puede ser, nadie llama, se están perdiendo la plata... es increíble”, lo cual me incitaba a escribir más y más mensajes, pensando en lo astuto de la situación. ¡Ay Lorenzo!, te dejaste seducir por su música de supermercado y su escenario barroco. Todo es culpa de mi falta de moral a fin de cuentas.

Con el tiempo he aprendido que no todo lo que sale en la tele es real. Hay cosas que nunca perderán su veracidad, claro, como Julio Videla o Alfredo Lamadrid.

Una vez escuché por ahí: “me imagino que los únicos que ven los programas de la noche son puros viejos guatones, pelaos y solteros”. Yo me reí y me imaginé a un hombre con sudadera blanca pegada al cuerpo, en un sofá comiendo nachos. Reflexioné un poco y me dije, “bueno, yo veo esos programas pero no soy ni gordo ni calvo, ni soltero”. Lo pensé otra vez, “está bien no soy gordo ni calvo”. Lo pensé de nuevo, revisé en mi memoria la genealogía de mis antepasados todos calvos; sentencié finalmente: “al menos soy bien flaco aún”.

Lorenzo Lamas

Yo nunca vi televisión porque...

Quien diga que los episodios infantiles no tienen incidencia posterior en la vida está equivocado. Recuerdo perfectamente haber oído a los 5 años la sentencia: “cuando prendemos la televisión apagamos la mente, niños”. Si tomamos en cuenta que los infantes sub-siete se inclinan más por la compresión literal que metafórica, decirles cosas como esa es un completo descriterio. Como resultado, por largo tiempo me negué terminantemente a prender la tele, incluso cuando eso significase desobedecer órdenes maternas. Peor aún era que no pudiese explicarle mi conducta, puesto que habría dejado en evidencia la preferencia que le daba a conservar mi mente por sobre la de mi familia. Felizmente, nada se había dicho contra el Atari, salvándome así de convertirme en una Robinson Crusoe de los 90.

Años después, superada mi fobia a presionar ON gracias a la llegada del control remoto, otra frase volvió a darme qué pensar... ¿“Se me apagó la tele” significaba que se me había prendido la mente? Genial, yo también quería. Pero pronto entendí que me enfrentaba a una contradicción: si prendo la TV mi mente se apaga, y si se me apaga la tele significa que no estoy entendiendo un pepino, ¿qué lío es este?. Entonces supe que si quería sacar algo en limpio tenía que ponerme en onda y conectarme al mundo tevito.

Pero lamentablemente, tras un breve período de amistosas relaciones con la TV de señal abierta, fui arrastrada luego por las corrientes del rock, de las películas indie en VHS pirateado y de los autores que renovaron mi panorama literario. ¡Bravo! Me había convertido en el proyecto tinéiyer de alguien interesante, todo gracias a que nunca tuve cable. O sea, me jodieron. Sé que representaré a muchos si digo que disfruté la etapa de escolar loser pensando en que al salir del colegio mi vida social daría un salto astronómico y atraería al mundo por ser “inteligente”. Ja. Eso pasa por admirar a rockstars con pinta de perdedores, pero todo era sólo un truco de marketing. Igual que la tele.

Ahora tengo cable, o como se llame. De esos que hasta te dan un resumen de qué estás viendo. Y ya no me da miedo prender la tele. Y claro, también se me ha apagado la tele un par de veces. Ahora entiendo metáforas y hasta las sé usar. ¿Un ejemplo? Ok: la vida es como un canal de TV con tres chefs, dos supermodelos, cinco actores guapos, un director genio, cuatro videoclips, algunas películas y un sinfín de comerciales de Coca-Cola... nunca sabes lo que te va a tocar.

Mary+Soup

Dibujos Animados

En la Liga de la Justicia, Superman lidera el mundo con una liga fascista en un futuro alternativo. Mientras tanto, Mum-ra el Inmortal transforma su cuerpo decadente para luchar contra los Thundercats en el Tercer Planeta. Al mismo tiempo, los Autobots se enfrentan con lasers y misiles contra los Decepticons de Megatron en la Tierra, mientras Pinky y Cerebro intentan conquistar el mundo, a la vez que los Simpsons jugosean tranquilamente en Springfield, donde quiera que esté.

Creo que es lamentable la postura (que me parece está muriendo) de que los dibujos animados son simplemente para los niños. Es simplista y la verdad es que se pierden de lo muy entretenidos y geniales que son muchos de los monos, especial los ochenteros. Estos ayudaron a marcar toda una generación de niños y jóvenes: cómo olvidar las moralejas de fin de episodio de He-Man, de los Silverhawks, de Dungeons & Dragon, etc, o las frases o palabras tan geniales como “Cowabunga!” de las Tortugas Ninja, “Salchichas y Rock’n’Roll” de los Motorratones de Marte (del cual salió una nueva temporada este año) que iluminan nuestra existencia – “Salchichas y Rock’n’Roll!” es la exacerbación casi metafísica de la virilidad del motorista, además de que suena lisa y llanamente increíble.

Los dibujos animados, especialmente los de los noventa, como Pinky y Cerebro, Los Simpson y varios otros parecen hechos para niños pero realmente contienen chistes o referencias que uno no capta hasta que está más grande, más viejo. Al verlo uno se da cuenta de esas cosas que te enriquecen junto a la nostalgia en muchas ocasiones por ver series antiguísimas (Flash Gordon? David el Gnomo?).

Así, me atrevo a decir que es gracias a la gente aburrida que no sabe apreciar lo que es bueno, que no tiene humor, que no se da cuenta de las bondades simples de los dibujos animados, que no sabe apreciar lo que hermoso que tiene delante, que no valora algo sólo por estar dirigido originalmente a niños, en otras palabras, gracias a estos nihilistas ateos cristianos, que el Imperio Ruso del Zar Alejandro II cayó.

Televisión con Mayúscula

Cuentan las gentes que, muchas lunas atrás, cierto sujeto alzó su voz y aclamó para todo quien quisiera oírlo, y aún para quienes no querían hacerlo: ¡el Mercurio miente!
Pues, nobles lectores, me siento con el deber de darles una noticia tan reveladora como lo fue aquella, y probablemente aún más trascendente y por tanto cruel: SQP miente.
¿No los sorprendo? Hmm, bueno, pues tengo más sorpresas: la televisión, sí, la televisión en todo su conjunto, miente. Los matinales mienten, Kike Morandé miente, las estrellas de cine mienten (algunas incluso se transforman físicamente para hacer más completa la farsa), los comerciales mienten, e incluso la prensa miente. Así pues, todos en la televisión mienten.
Sin embargo, hay dos brillantes programas que no mienten, ni mentirán jamás, puesto que de su transparencia depende su éxito. Estas dos joyas televisivas, verdaderos tesoros del ingenio humano, se encuentran perfectamente dispuestas en el atardecer, hora en que las gentes abatidas están regresando de sus largas y extenuantes jornadas, y sólo quieren disfrutar. Lo que estas maravillas programáticas hacen es proporcionar al mundo todo lo que el mundo necesita para ser feliz: atracción sensitiva. Los nombres de esos programas: Rojo y Mekano.
¡Sí, queridos míos! Pues estos hermosos programas (que no difieren en nada el uno del otro, puesto que la perfección es una sola) muestran abiertamente lo que son, y exponen el motivo por el cual la gente ve televisión, en toda su forma. Lo que ellos muestran es gente atractiva exhibiendo dicho atractivo y, aparentemente, disfrutando el momento. Eso es todo lo que necesitamos, señores. Ya que la vida de los televidentes está bajo sus expectativas, se rellenan los vacíos viendo a otras personas que son mucho más hermosas y felices. ¡Y no lo niegan! Mekano jamás ha intentado pasar por un programa cultural, ni un misceláneo ni nada extraño. Saben que lo suyo es mostrar jóvenes bailando y gozando, y lo hacen. Rojo en sus inicios pareció tratar de engañar al mundo bajo el disfraz de un programa busca talentos, pero pronto se quitaron la coraza y exhibieron al mundo lo que de verdad saben hacer, y lo que de hecho deben mostrar: torsos desnudos en los hombres, brevísimas faldas en las mujeres, y alegría, mucha alegría por todos lados.
Muchos critican a Mekano y a Rojo, por considerarlos programas burdos y frívolos. Yo sólo quisiera reflexionar acerca de una realidad innegable: quien critica Mekano o es alguien que ha visto (o ve) Mekano, o es alguien que no tiene derecho a opinar. Y nadie que haya visto Mekano una vez, será capaz de verlo sólo esa vez, puesto que el programa es, dejando de lado prejuicios y aborrecimientos, una joya. Lo mismo cuenta para Rojo, puesto que, como dije antes, ambos programas son iguales.

En definitiva, quisiera decir que la televisión está compuesta de 3 cosas: la primera es la belleza (uno de los trascendentales del ser, y por tanto, incuestionable como fundamento de seducción). Y, como dice brillantemente Browne Dick, si tienes la belleza las otras dos cosas ya no importan. Mekano y Rojo tienen (¡y muestran!) belleza, y por tanto su tarea ya está completa.


Benedicto al poder!

Compañeros televidentes:

Es de urgente importancia advertirles sobre una nueva amenaza que se cierne sobre nosotros los telespectadores. A modo de refrenar el creciente ímpetu de homogeneización que ha mostrado nuestra sociedad en torno a la cuestión de géneros, la cadena FOX ha lanzado al mercado dos nuevas señales que auguran ser el siguiente peldaño en televisión por cable, pero que en realidad forman parte de una tajante medida que busca “resexuar” nuestros roles para así volver a ser la misma masa moldeable de amébicos sujetos que alguna vez fuimos. Los dos canales fueron bautizados con los nombres FX(“lo que el hombre ve”) y Foxlife (“lo que tu no estabas esperando”). Es imperativo advertirles sobre este respecto, puesto que lo que el hombre ve son, al parecer, persecuciones policiales y la vida cotidiana de una estrella porno, mientras que lo que ellas no estaban esperando son solo las frívolas repeticiones de “Ally Mcbeal” junto a una suerte de Talk Show que plantea cuestiones como “¿Que te gusta hablar en la cama?” o “El postre perfecto para la cena perfecta”.

La adoctrinación que todos conocimos de niños, es decir la asignación de un color azul en el caso de ser hombre o rosado de ser mujer, los soldaditos de plástico o las muñecas, el lego o set de cocina para hacer helados; todo esto ha tomado una nueva forma, solo que esta vez buscar reafirmar sexualmente los roles societales de un grupo adulto, generalmente compuesto por sujetos asiduos a series como “Married With Children” o “Gilmore Girls”. La falacia reside en que lo que muestran estas dos señales pareciera ser una potenciación del macho trabajador, adrenalínico y determinado o, la hembra capaz, independiente y exitosa. Que no se malentienda pues yo sé que ambos géneros son capaces de poseer todas las cualidades recién mencionados, solo que estos mensajes esconden una intrincada treta para abolir la igualdad intelectual y espiritual que hemos consensuados entre los géneros.

No nos sometamos, pues, a esta conspiración separatista del miembro; unámonos todos por una transmisión exenta de control sobre nuestra conciencia. Como medida evitemos sintonizarlos, ya que su rating es lo único que los puede mantener en vivo. Yo por mi parte les recomendaría optar por las películas del canal Retro o quizás un breve zapping por la frecuencia nacional, aún libre de maléficas influencias como las de Fox Broadcasting Company.

La televisión puede ser idiota, pero por favor, que sólo sea eso.

Perceval

Sábado en la mañana.


Gladiadores listos, contendores listos!!! Qué ganas de poder escuchar nuevamente esa frase en televisión y disfrutar de un buen programa de los gladiadores americanos. Con una pisca de violencia y falsos ídolos de buen nivel, tales como Turbo, Malibú, Zap o Trueno, ídolos, que por supuesto no fueron víctimas del perverso internet actual, el cual probablemente hubiera exhibido algún video aficionado de Turbo teniendo relaciones sexuales con Zap, y para qué, sólo para destruir nuestras fantasías y homosexualizar a nuestros fetiches. Cómo olvidar eventos como “El Asalto”, “La Bola de Poder” o “El Eliminador”, cómo olvidar a las gladiadoras (Cielo, Tormenta y Electra entre otras), mujeres de una belleza noventera, que aparte de ser guapas, actuaban rudamente frente a las contendoras, mostrándonos así, agarrones, empujones y rasguños varios entre dos muchachas sensuales. Esto no acaba ahí, el sábado en la mañana de hace algunos años, nos deleitaba con programas tales como la lancha fantástica (protagonizada por el gran Hulk Hogan), y por supuesto, con el fútbol español en donde podíamos ver a Zamorano metiendo goles.

¿Qué ha pasado con estos programas?, se esfumaron, pasamos por una transición en donde reinaban idioteces tales como “hágalo usted mismo” de Homecenter Sodimac, o cualquier tipo de tv compras, en donde nos hipnotizaban con productos llamados Didi-Seven, Super Slicer, Rotator, Jinsu 2000 etc… qué cagada!, cómo vamos a creer que un estúpido sea capaz de remodelar su jardín, sin ayuda de un experto, en solo una mañana, a muy bajo precio, y claro, con productos exclusivos de Homcenter, y por otro lado, para qué queremos un cuchillo con la facultad de cortar una lata por la mitad.

Hoy día en cambio, somos víctimas de los “programas nacionales”. Gracias a Dios todavía dan el Chavo, sin embargo, la gran mayoría ha caído en los encantos de Bakán o Los Pulentos. El primero, gracias a una combinación de una que otra colegiala sexy, subtítulos en inglés para captar a la audiencia, y claro, canciones pegajosas. El segundo en cambio, simplemente nos hipnotiza por lo ridículo del programa y las canciones, de hecho muchas veces me he pillado viéndolo y diciendo a su vez: puta la wea mala, y termino de verlo sólo para disfrutar lo malo que es. No obstante, son programas pésimos y punto, no puede ser que en Bakán, el personaje principal sea un pequeño emo marica que en la vida real se come a la Raquelita Calderón Argandoña, ese tipo merece el desprecio y abucheo de todos, y claramente, no merece a la Raquelita. En fin, las veces que nos despertemos temprano un sábado por la mañana, tendremos que acostumbrarnos a esta nueva televisión, y al acercanos a la hora de almuerzo, en vez de disfrutar de los goles de Zamorano, podremos deleitarnos con un precioso fúltbol mexicano, y rezar si acaso el pony Ruiz o Héctor Mancilla dan un pase gol.

LimBurguer.

jelou

LOS MATINALES: 2 balines


Todo lo que ocurre en ellos es una actuada felicidad. Llenos de gimnasia aeróbica “para piscinas”, gitanas que predicen el futuro de todos los días o recetas para evitar la caída del pelo, no aportan nada útil. Se basan en copuchas de famosillos e intentos frecuentes de engaño a la dueña de casa: vender el pantaloncito que adelgaza, los fragmentos de la nueva teleserie o al artista de moda del momento, que es siempre (y casualmente!) contratado del el mismo canal.
¡Qué manera de gritar! Un jolgorio estúpido de los periodistas que salen a las calles, que son mejores amigos de cada entrevistado y que creen que pueden hacer el ridículo por salir en la tele en horarios de sueño. Van gritando, inventando frases que repiten para que la gente los reconozca y luego siguen chillando, mostrando su eterna y carismática sonrisa que no dudo que termina instantáneamente al apagar la cámara.
En fin, es una franja en donde todo se escucha falso: inventan historias para sensibilizar a la gente: ayuda a la teletón! somos el matinal de la gente con conciencia social! Y la conductora se pone a llorar y cuenta que la semana pasada le cedió el asiento a un desvalido en la micro (los cuales tienen asientos reservados adelante), y que después de eso su vida había adquirido un enfoque diferente que quería compartir, sin intención de vanagloriarse, solamente para que otros puedan transformar también su vida y ayudar con “desinterés”.
Manejan así su imagen, para llegar un día a manejar los gustos de los demás. El indicador del éxito, como animador de matinal, es cuando te invitan a participar en un comercial de multitienda, ahí ya todo el mundo reconoce su habilidad para mentir, para vender hasta dos zapatos del mismo pie, porque la gente sabe que “él es una persona buena”, ¡tan solidario! ¡si hace concursos y regala lavadoras por la tele! ¡Y siempre quiere regalar mas! Claro, si él no las paga. Actúa y se ríe, a todos les ofrece volver, nunca queda mal, actúa y se ríe, después abraza, salta, llora con la desgracia del otro, alguien lo consuela y ríe, y actúa y se despide apenado, qué tragedia resulta el fin del programa.
Ya habrá otra ocasión para destrozar a sus adivinos, cocineros, bailarines, gimnastas y profesionales simplistas.

Tuesday, October 24, 2006

NUMERO 5

¿Quien lo diria?
Llegamos al número 5