Ave Cicciolina

¡Loada sea tu presencia en esta humanidad, Cicciolina amore mío!

Y glorificadas sean tus producciones de cine adulto en tiempos de censura, compañía certera de sujetos solitarios. Y tu promisoria carrera musical, ¡¿Cómo olvidar tan sensuales hits?!

Renombrada sea también tu activa carrera política, que va desde ser la fundadora del primer partido ecologista italiano hasta llegar al parlamento como jefa del distrito de Lazio. Por esos fieles aullamos: ¡Bienaventurados aquellos que reposan bajo el ala de tu gestión!

Tampoco sería digno de esta escritura dejar de lado tus heroicos y mesiánicos esfuerzos por salvar a esta humanidad decadente de los fulgores de la guerra. Nos preguntamos en tiempos turbulentos como estos: ¿Qué hubiera sido de la guerra del golfo si Saddam hubiera aceptado tu ofrecimiento de compartir el lecho a cambio de no movilizar sus tropas y evitar las muertes innecesarias? ¿Qué hubiera sido de Saddam tras haber probado la dulce y superlativa miel de tus pechos?

Ciertamente profunda es tu huella en un mundo déspota a tus prácticas, divina mujer. Sin embargo tus fieles nos mantenemos infranqueables ante el sacrilegio y no desfallecemos ante la herética palabra del mundano que escupe sobre el sacro susurro de tu nombre.

Tu ladera nos guiará en última instancia hacia la salvación, y cuando estemos ahí junto a ti en el último y más bello rincón del paraíso cantaremos, alzando nuestras voces en conjunto con la sonoridad celestial de tu persona:

¡Loada sea tu presencia en esta humanidad, Diva Futura!