Currículum presidencial

La atención que le he puesto a los políticos debe ser similar a la que le he puesto a los renacuajos y sus hábitos alimenticios. Como no es algo que pueda remediar ahora ya debo recurrir a la memoria. 1999 es el año de la primera elección presidencial que recuerdo y recordaré siempre gracias a prodigiosos personajes como Arturo Frei Bolívar “uno como usted!”, o la activista anti-Ralco pro-naturaleza Sara Larraín. Si algo me llamaba la atención era el coraje que debían tener estar personas para promocionarse como candidatas, dada la ínfima probabilidad de ganar. De hecho, las cifras estimadas me daban tanta pena que le decía a mis padres que votaran por ellos, para que no hicieran un ridículo tan grande.

Boberías. La verdad es que los candidatos-menos-votados poseen mentes tan astutas como la de El Padrino. Una encuesta realizada por el ISUC (instituto de sociología ucraniano), reveló que de un total de 7 candidatos casi ignorados en las votaciones, un 65% señala como primera motivación el prestigio que el título “ex-candidato a la presidencia” le otorga a su currículum. Eso sin hablar de los descuentos en cafés y bares del centro cívico. Por otra parte, la mitad de ellos considera que dicho dato duplica su atractivo sexual. Un 39% afirma que quiso ser presidente porque se lo prometió a su mamá. El porcentaje restante dice ser la reencarnación de Allende, por lo que esperan confiados llegar al sillón presidencial dentro de tres elecciones más. Buena suerte.