Friday, June 16, 2006

Cinema

Entonces, como un proyectador de fotografías, aparecen las dos escenas trágicas de la tarde. Dos bocas, y después, sólo una. La tercera boca murmurando por detrás, muy lejos, cosas inentendibles. La tercera boca que es la mía, se pierde sola, sin labios a quién besar. Ya no lo recuerdo muy bien: colores perdidos en algún rincón, mi cuerpo atrapado entre estúpidas conversaciones y mis neurotransmisores acelerándose infinitamente. El guardia me tomó del brazo y con una pesada voz me desgarró el tímpano. La verdad es que hubiera prestado atención a lo que dijo, pero estaba más preocupado en como el viscoso líquido le manchaba la cara y el ridículo uniforme. Salía a chorros de mi boca (a veces, también por mi nariz). Creo que ya dije que no lo recuerdo bien: el vagón del metro y mis manos esposadas. Los ojos del guardia y un hedor insoportable. Muchos señores y todos hablándome, que soy sólo un muchacho que mejor me vaya a casa. Sí, sí, lo siento. Y como en esas pelis pornos donde la trama y la continuidad se esconden tras las eyaculaciones y grandes pollas, me sentí . Sin nada que decir.

No comments: